En toda Asia, muchos desplazamientos diarios se hacen sobre tres ruedas. El auto rickshaw es más o menos una motocicleta delante y una fiesta detrás en forma de bancos, asientos o espacio de carga. Los rickshaws -derivados de los carros tirados a mano a través de una versión basada en la bicicleta- vienen en una gama de estilos, desde cajas totalmente cerradas a opciones más abiertas rematadas con un simple toldo de sombra. Diseñados para velocidades bajas y entornos urbanos, suelen funcionar como taxis, operados por conductores que llevan personas y objetos de un lugar a otro a cambio de una tarifa. Pueden entrar y salir del tráfico en ciudades donde un coche apenas avanzaría.

A Estados Unidos le queda camino por recorrer antes de electrificar su medio de transporte más popular. Los incentivos que se aprobaron como parte de la Ley de Reducción de la Inflación podrían ayudar a ello. Tal vez. Quizás. A finales de la semana pasada, el Departamento del Tesoro estableció las especificaciones para que los vehículos eléctricos puedan optar a créditos fiscales de hasta 7.500 dólares, y es probable que la lista de coches totalmente elegibles sea bastante corta, al menos durante un tiempo. Mientras esperamos coches eléctricos más baratos, Estados Unidos no debería dejar de lado la revolución de los e-rickshaw. En muchos sentidos, son el vehículo eléctrico perfecto.

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